El Feminismo en la Literatura: El Cuento de La Criada


Abarcando desde novela hasta poesía, Margaret Atwood es una de las autoras más dinámicas de la literatura canadiense. Nacida en Ottawa, vivió gran parte de su infancia alternando ésta junto Toronto y Quebec debido al trabajo de su padre como entomólogo.

Su interés por la literatura comenzó en esa infancia, y la llevó a la Victoria University de Toronto, donde se licenció en Filología inglesa. Fue allí donde figuras como Northrop Frye encaminaron su poesía hacia los mitos y los arquetipos. Ejemplo de ello es el poemario Doble Perséfono, que le otorgaría la Medalla E. J. Pratt.

 

Tras realizar sus estudios superiores en el Radcliffe College de la Universidad de Harvard con una beca de investigación, comenzó a impartir clases en instituciones como la Universidad British de Columbia, la Universidad Sir George de Montreal o la Universidad York de Toronto.

La trayectoria literaria de esta autora abarca varios géneros, desde la poesía, hasta el ensayo y la novela; pero algo que encontramos en su obra, y que hace de ella una figura honorable es la defensa del feminismo, de los derechos, y de la libertad de expresión.

 

En sus obras encontramos gran variedad de críticas sociales como la discriminación a la mujer y al estatus social en base al nivel socioeconómico. Una de sus obras que refleja muy claramente ambas críticas es El Cuento de la Criada.

Mediante el uso de técnicas literarias como el flashback, ésta obra nos muestra una sociedad distópica donde una política teócrata se ha instaurado tras continuos ataques por parte del terrorismo islámico; de este modo, el país de Estados Unidos pasa a llamarse República de Gilead. Empleando como excusa la defensa contra la violencia, se reducen los derechos sociales y la libertad de expresión. Los derechos de las mujeres son suprimidos

Las mujeres son convertidas en criadas, representadas como objetos cuyo valor reside en su fertilidad. Éstas mujeres pierden su dinero, autonomía y derechos, pasando a ser propiedad de las casas más adineradas, cuyos hombres pueden fecundarlas con el fin de obtener descendientes.

En ésta obra se observan varias críticas sociales como son la relegación de los derechos humanos mediante el empleo de la autoridad política, considerando cualquier comportamiento que se salga de las pautas establecidas por la teocracia como una ofensa al Señor; la libertad de expresión de la población y la sumisión al poder gobernante y, sobretodo, la relegación de la figura femenina. Ésta es representada como un objeto cuya única importancia está en su fertilidad y que, por lo tanto, puede prescindir de derechos.

Se aprecia también una crítica al machismo mediante el empleo de personajes masculinos: aunque no son personajes malos, no desempeñan el papel de villano en la historia, tienen un realce en su virilidad. Esto contribuye a descender la figura de la mujer y a realzar la del hombre, criticando de forma clara y concisa la sociedad machista.

 

Ésta obra fue llevada a la televisión mediante el canal HBO, con la actriz Elizabeth Moss en el papel de la protagonista, Defred. Así mismo, ha sido renovada para una segunda temporada que, aunque no continuará la línea argumental de la obra, sí mantendrá los valores relatados en la misma.

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